las cabezas sin ojos
de todos mis deseos.
y un olor de limamp;oacute;n
llenamp;oacute; el instante inmenso,
mientras se convertamp;iacute;a
en flor de gasa el viento.
al estanque se le o
ilde;a de agua.
estamp;aacute; fuera del estanque,
sobre el suelo amortajada.
de la cabeza a sus muslos
un pez la cruza, llamamp;aacute;ndola.
el viento le dice “niamp;ntilde;a”
mas no puede despertarla.
el estanque tiene suelta
su cabellera de algas
y al aire sus grises tetas
estremecidas de ranas.
dios te salve. rezaremos
a nuestra seamp;ntilde;ora de agua
por la niamp;ntilde;a del estanque
muerta bajo las manzanas.
yo luego pondramp;eacute; a su lado
dos pequeamp;ntilde;as calabazas
para que se tenga a flote,
?ay! sobre la mar salada.